Otoño tenia que servir pa mudar: las hojas, los colores, el bosque.. mi cumpleaños, mi gente linda.
Mudar.
Este año, por fin, lo había conseguido, supongo que parcialmente. Tengo libretas y bolis nuevos y coloridos para comenzar el martes el doble grado de Antropología y Sociología.
Ya llego Yer, mi hermana, para quedarse, y eso es como todas las estaciones juntas, pero sobre todo es tener cerca a una gran compañera de viaje para aburrirla infinito cual mono inquieto.
El jueves comienzo una nueva andadura que combinare con las locuras caracoleras: empiezo a trabajar para la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en Gijón ¿sorprendidos verdad? Yo también. Ya no habra mas clases de zumba. La escuela sigue mas viva que nunca, gracias a la energía renovada y revitalizante de un montón de personajes especiales, y yo vuelvo a danzar y danzar. El laboratorio traerá sorpresas, seguridad, confianza y todo eso que necesita. El master de ecologia a la vuelta de la esquina. El triangulo mas complejo del mundo sigue en pie reconvertido a cuadrado: mis compañeras alba, sofia y toni. Cuidándonos y aprendiendo del trabajo colectivo, con amor pero sobre todo con paciencia, con mas aire.. por fin. Resistiendo, creando, construyendo. Celebrando mas la vida juntas, dejándonos mimar.
El otoño pinta bonito, pinta creativo, pinta tranquilo.. tranquilo...que termino curioso.
Solo me falta aprender a querer como quieren los erizos al mundo masculino. Ojala este año de cuenta atrás a la treintena aprenda al menos algunas nociones básicas de como no ahogarme, de como no tener miedo y huir, de como no herir-me.
Bienvenido otoño, bienvenida yo, bienvenida la vida.